Encuentros con alegres y pacificos pakistanies

Islamabad - Lahore
Son las 10:30, estamos preparados y dispuestos a emprender de nuevo el viaje, hacia nuestro nuevo destino, Lahore. Esta caótica ciudad es una de las más importantes de Pakistán, por sus bulliciosas calles fluye la vida como fluyen las aguas turbulentas de sus ríos, igual de caudalosas y contaminadas.
Nuestra primera jornada nos lleva hasta una pequeña ciudad de nombre Dina, tras 100km a través de la Great Trunk road nuestros cansados cuerpos solo buscan un lugar para cenar y dormir. Aquí los hoteles disponibles se salen de nuestro limitado presupuesto. Unos alegres jóvenes nos llevan de un lugar para otro sin ningún resultado, los hoteles son buenos y caros o agujeros negros muy caros. La noche cae, la total ausencia de alumbrado público no hace mas que dificultar las cosas. Uno de los jóvenes nos invita a su casa, dudamos, Machus cansada de tanto gentío y tráfico, de ir y venir no se siente a gusto. Al final lanzo los dados y que sea la diosa fortuna que ponga las cosas en orden. Aceptamos la invitación y en un abrir y cerrar de ojos somos presentados a toda la familia. Una familia pakistaní no es como una familia española, aquí cuentan todos los hermanos, que suelen ser muy numerosos, sobrinos, primos, tíos y el que se presente en casa. Pasan varias horas y aun seguimos saludando nuevas caras a las cuales somo incapaces de poner un nombre o un parentesco concreto ya que primos hermanos están casados con primas hermanas y así un largo toma y daca. Pasamos parte de la noche con un grupo de simpáticos jóvenes que no hacen mas que fumar y beber cosas que escandalizarían a gran parte de la población española. Finas Yerbas y espirituosos líquidos son expuestos sobre la mesa con grandes risas y bromas. A uno le llaman talibán por sus largas barbas, a otro drink master, a otro smoke master. Todos presumen de ser los mas ricos de la ciudad pero no tener un céntimo en el bolsillo.

Después de la cena somos invitados para el día siguiente a conocer un famoso fuerte a las afueras de la ciudad. Aceptamos, a partir de ahora dejamos de tener prisas, ya no tenemos más burocracia pendiente , y como dice un amigo “prisa no tenemos y tarde ya vamos”. Amanece, los niños al colegio pero en la casa nadie tiene prisa, el desayuno se sirve en la azotea que sirve de mirador y terraza.

Rothas fort resulta ser más impresionante de lo esperado y después nos vamos a un precioso jardín de naranjos para merendar. Pasamos unos estupendos momentos con Khalid, Fida, Nojeed, Shahid, Mudassar, Tariq mejor conocido por taliban, Jeera, Waqas, Zeen, Hammed, Naveed, Qaisar, Saeed, Waheed y muchos más imposibles de recordar. Machus es obsequiada con un colgante y un precioso traje tipico por la familia Khushal.

No podemos demorarnos más y al día siguiente madrugamos preparados para otros 100km, no antes sin despedirnos de toda la familia. Uno de los amigos nos da un numero de teléfono e insiste en que llamemos a sus familiares en Lalamusa para dormir, prometemos llamar para comer, pero nuestra intención es seguir adelante hasta cumplir con los 100km. La conocida Great Trunk road o M5 es una carretera larga, peligrosa, y tremendamente contaminada, su paisaje no ofrece gran cosa y al final decidimos parar el Lalamusa y probar suerte. Llamamos y diez minutos más tarde se presenta un simpatico señor de mediana edad, somos conducidos a toda velocidad a un gran restaurante. Sin contar con ello y disfrazados de ciclistas nos encontramos celebrando la boda de unos novios desconocidos. Importantes señores están invitados ya que subfusiles y armas automáticas abundan por doquier. La comida dura poco para los varones y de nuevo somos conducidos a otro lugar, esta vez escoltados por guardaespaldas. Ali Raza Shah y su hermano Habib.nos enseñan sus 175 hectáreas de tierra, un bergel donde se cultiva de todo. Su familia es una conocida familia de políticos y aquí eso es un negocio lucrativo pero a la vez muy peligroso. Es evidente que de Lalamusa no saldremos en el día como era previsto. De nuevo somos sorprendidos por la alegría y la hospitalidad. Pasamos unos momentos inolvidables con Haji Ifthars nuestro anfitrión, un hombre delgado de fino mostacho alegre mirada y vestir impoluto. A su paso todos le saludan. Haji. es un hombre cercano a todos y con todos para a conversar, niños, ancianos, ricos y pobres se acercan a saludar y a nadie desprecia.

Desde Lalamusa haremos trampa verdadera por primera vez, para que no digan que mentimos para llegar a donde hemos llegado. La carretera, el trafico y la entrada a Lahore no nos entusiasma y decidimos coger el tren. Coger un tren en Pakistán no es menos peligroso que pedalear por sus carreteras pero al menos es menos estresante. Nos despedimos de nuestro anfitrión y tres horas mas tarde nos encontramos en Lahore, pero esto es otra historia.

Gracias a todos los que nos han ayudado a sentirnos queridos y seguros.

Que la intolerancia, el error, y el egoísmo no manipulen a la incauta población. Que los que negocian con el odio no consigan crear guerras.

Tolerancia, paciencia y buen rollo.

P.d. Los últimos acontecimientos en Lahore son del todo inquietantes, por desgracia la intolerancia el odio y la desesperacion parecen adueñarese de las calles. Nosotros como siempre procuraremos cuidarnos bien y ver las cosas venir de lejos y reaccionar en consecuencia. A pesar de toda norma de seguridad, estamos actualmente en el Centro Don Bosco, una escuela tecnológica para fracasados escolares, principalmente cristiananos. Contra toda creencia existe una pequeña comunidad cristiana en Pakistan que resiste valientemente. Gracias a Miguel Angel un cura español los más desfavorecidos tienen un futuro mejor.

Pero esto también es otra historia.