Adios China, hola Pakistan

Por fin salimos de la oscura sombra informativa que ha impuesto el paranoico gobierno chino sobre sus territorios conquistados.

Han pasado muchos meses, hemos pedaleado muchos kilómetros desde que salimos de Gijón y llegar a Kashgar no nos deja indiferentes, aquí el cambio cultural es realmente notable. Esta ciudad supone el final de Asia Central y el principio del Imperio Chino. Nos encontramos en la región Autónoma Uygur de Xinjiang,nombre actual del antiguo Turquestán Chino. Estos nuevos territorios fueron conquistados por china en el siglo XVIII y promovidos al rango de provincia en 1884.Es una de las cinco regiones autónomas de la RP China. Las inmensas moles de hormigón hacen sombra al viejo Khasgar.

Kashgar nos emociona por el tamaño, pero sobretodo por la simbólica importancia que tiene para nosotros y para todo viajero que llega a ella. Esta ciudad suponía y aún sigue siendo así, un oasis, un auténtico lugar de descanso, esparcimiento y negocio para aquellos que llegaban tras atravesar las peligrosas montañas y acantilados del Pamir. Igualmente de aliviados se sentían aquellos que sobrevivían la travesía del temible desierto del Taklamakán. Queda muy poco de la cuidad antigua, este estratégico enclave, imprescindible para las caravanas de mercancías provenientes de occidente con oro, lana, marfil, lino, ambar, coral y piedras preciosas y de oriente con seda, Jade, lacas, armas, cerámica y especias. Fue desgraciadamente saqueada, destruida y reconstruida por todo aquel gobernante que ponía sus pies en ella. Algunos como Genjis Khan, Tamerlan incluso Mao, dejaron su impronta en esta legendaria ciudad, no siempre para bien. Paseamos por sus bulliciosas calles intentando evitar las avenidas principales para así empaparnos de la auténtica vida. Panaderos, ferreros, carpinteros y un sin fin de alegres mercaderes se afanan en sacar adelante el jornal del día. Llegamos al famoso mercado del domingo que abre todos los días y nos encontramos, como no podía ser de otra manera, con un sinfín de productos “made in China”. Plásticos, telas y metales provenientes de todos los rincones del imperio van a parar a este enorme bazar carente de un auténtico atractivo histórico, pero si de gran vistosidad y viveza. Cuando el hambre aprieta nos arriesgamos a probar algunos de los platos que sirven en la calle. Pinchos de carne, pollo, tripas cocidas rellenas de arroz y verdura, cordero asado y algo que parece la grasa del culo de una oveja culona, son algunos de los manjares disponibles. Nos decidimos por las tripas rellenas, la grasa de oveja culona y cordero. Solo horas mas tarde descubrimos que el culo de oveja no era tal, sino pulmones rellenos de leche cuajada, en fin no todo es lo que parece. Aprovechando que es domingo visitamos el mítico y legendario mercado de ganado. Nos impresiona la cantidad de gente que se concentra aquí proveniente de todos los rincones de la provincia de Xinjiang. Sombreros de todas las etnias de Asia central se mezclan en un caótico frenesí marcando la procedencia del individuo que las porta. Gentes de todos los pueblos limítrofes bajan a este enorme bazar buscando provisiones para el crudo invierno que se avecina.

El mercado de ganado, una polvorienta explanada a las afueras de la ciudad es de nuevo puramente uygur. Aquí nos encontramos con todo tipo de ganado posible. Vacas, yaks, camellos, cabras, burros y ovejas berrean a la espera de un nuevo dueño y un destino incierto. Como se lleva haciendo durante milenios los pactos se sellan con un apretón de manos.

El tiempo corre y debemos ponernos de nuevo en marcha. Con el lento pedalear, día tras día avanza la lenta y peregrina caravana hacia su meta, pero antes de llegar ha de pasar por altos collados, legendarias ciudades, profundos valles y caudalosos ríos.

Después de nuestra rápida travesía por China, un país aun lleno de misterio para nosotros , entramos en Pakistán, otra terra incógnita. Desde Taxkorgan hemos de tomar obligatoriamente un autobús hasta la frontera, el paranoico gobierno de China prohíbe el tránsito a bicicletas, solo ellos saben porque. Dentro del autobús viaja un joven y somnoliento militar chino para asegurarse de que nadie se baja antes de tiempo.

El Kunjerab Pass con 4677mts de altura, ya esta cubierto de nieve, el frío es intenso, y tras cinco días de fiebre y una tos más que seria, optamos por seguir en el autobús hasta Sost, primer pueblo de Pakistán. Nos encontramos en la región de Hunza, un paraíso terrenal con imponentes moles de granito, algunas alcanzando alturas de hasta 7888mts. Por fin estamos ante las primeras catedrales de la región montañosa del Karakorum. Las frías mañanas nos hielan, el medio día nos pone tibios y las tardes nos hielan de nuevo. El invierno no perdona y la tierra ya fría, espera cubrirse de una espesa capa de hielo y nieve.

Prisa hemos de darnos para no quedar aislados, pues las primeras nieves ya se han dejado ver. Las níveas cumbres resaltan como enormes torres en el impoluto cielo azul, pero pronto volverán las negras nubes para cubrir con su espeso velo tan abrumadora belleza.

Desde Karimabad, (Hunza) calor humano y mucho frío.

Paz, amor y buen rollo, que mal rollo ya tienen los Talibanes de Pakistan y el mundo entero.

Mariajo compra otra planta, estamos en Pakistán.

Bene ya sabes tu próximo destino: Pamir y/o Pakistán, las vistas son impresionantes.

P.d. Soy pesado con mis historias, he resumido el cuento lo más posible, imaginaros si me extiendo las historietas que saldrían. Disculpas para los que solo buscan fotos de momento tendreis que esperar, esto es tan lento que resulta imposible......

Si hay capacidad habrá que pensar en un librito.