A punto de ser ilegales seguimos estancandos en Qazvin

Llevamos tres días en Qazvin esperando ansiosos nuestra extensión para el visado. Gracias a nuestro amigo XX, hoy hemos conseguido por fin un nuevo permiso para treinta días más, no fue facil, mas bien extremadamente difícil. Grandes dosis de paciencia y mano izquierda por parte de Ali hicieron falta para poder lidiar con la pesada, espesa y paranoica burocracia estatal. A nuestra llegada a esta ciudad ZZ, un buen hombre nos echo una mano y llamó a su amigo para que nos ayudase a buscar un lugar para dormir, finalmente acabamos invadiendo un pequeño apartamento que tiene en su almacén. Sin saber a donde íbamos ni que encontraríamos les seguimos varios kilómetros hasta su almacén con la gran sorpresa de encontrar un pequeño pero coqueto apartamento donde quedar. En un principio era para un día y marchar temprano pero finalmente parece que nos ha adoptado. XX con su morena tez de nariz aguileña y plateado cabello es un buen hombre de mediana edad propietario de un almacén frigorífico que nos tiene a cuerpo de reyes. Desde que llegamos a esta ciudad a unos 150km de Teheran no nos ha dejado pagar ni una sola vez, nos ha acompañado a todas parte y nos ha tratado como solo un perfecto anfitrión aristocrático sabe. Sus amigos vienen a visitarnos y a preguntar por nuestro bien estar. Largas horas pasamos entre espesas nubes del ghalyan (nargil) filosofando, discutiendo sobre politica, religion y la vida en general. XX ha viajado mucho, ha vivido y visto mucho y sabe de lo que habla expone sus argumentos. Sus grandes dotes de convincion nos ha permitido entrar en mausoleos cerrados a mujeres, nos a ha prolongado el visado y nos ha abierto puertas cerradas en condiciones normales. Nuestro habituales viajes en taxi por la ciudad son el punto mas excitante del dia ya que como es sabido los conductores iranies estan todos medio locos y los expertos taxistas no van a ser menos.
El otro dia viajamos con un joven que en una muestra de atencion hacia nosotros subio el volumen de su radio a tope para nuestro supuesto disfrute mientras circulabamos sin cinturón de seguridad a toda leche por la ciudad. El joven pregunta que nos parece Irán, - muy bien, good, good, contestamos, el hombre gira la cabeza mientras conduce como un loco y contesta -¡NO, NO , Irán no good, Ispania good!, Irán no good mientras hace giros con un dedo sobre su espesa y rizosa cabellera, simulando el turbante... Reimos todos y acelera un poco más, esta claro que el pueblo no tolera el regimen y lo unico que desean es justificarse ante el resto del mundo. La sociedad irani no es para nada como uno se imagina, nada tiene que ver con la imagen que muestra los medios de comunicación. La gente es como en cualquier lugar del mundo, posiblemente mucho más hospitalarios,ayer fuimos a comprar unos kebab para cenar y nos los comimos sentado sobre la hierba en un parque al frescor de la veraniega noche. Familias, niños, jovenes, ancianos y parejas sentados en el parque disfrutan como nosotros de la noche. A pesar de las dificultades, la sociedad resiste contra viento y marea lo que se ve estos dias en la tele.
Hoy estamos en Tehran una ciudad grande y asquerosa, casi como todas de su tamaño. Todo el dia llevamos buscando embajadas y ninguna aparece por el horizonte, todas se han mudado. Grandes cabreos me pillo y España tambien se muda de lugar, no entiendo nada y el calor es insoportable.
De peces gordos o muy gordos hablare en otro momento, por ahora paz, alha y a la cama a dormir.