Primeros dias en Tajikistan

Despues de nuestra salida de Samarcanda han pasado ocho días, cinco de ellos los hemos pasado pedaleando por las duras carreteras de Tajikistan. Tan duras que el material ha empezado a sufrir y yo con el. El otoño llega, se hace notar, la luz, el contraste y los colores se vuelven más intensos. Por fin somos de nuevo dueños de nuestros propios pasos, de nuestras propias pedaladas. Grandes montañas se dejan ver y nuestro alma se ensancha como el inmenso firmamento, somos parte del paisaje. Pedalada tras pedalada sufrimos la angosta y escarpada piel de la vieja montaña. Millones de años de continua transformación han moldeado esta tierra y al hombre que las habita. Nomadas en constante movimiento, en continua búsqueda por la supervivencia.
Dushambe, su nueva capital es más una gran aldea, aquí se mezcla el urbanita con el granjero, el agricultor y el nómada que bajan de los pueblos dispuestos a vender sus productos.
Llegamos a esta pequeña capital y comienza lo duro. Permisos caros y visados chinos que no se materializan y un consul que esta en China.
Solicitamos recambios que para nosotros tardan demasiado en llegar, pero ¿Que es el tiempo? ¿Que es la prisa? ¿No hacemos este viaje para olvidarnos de las prisas? Si pero el invierno se acerca y no podemos pasar el invierno en la alta montaña. Quizás de estos pequeños baches he de aprender, seguro que si. ¿Quizas tenga que recibir muchos golpes más para que mi vista se aclare algo más? Seguro que si.
De momento nos queda pasar unos días tranquilos con otros dos ciclistas Ana y Charlie, ellos también tienen historias que contar. Muchas.
Paciencia, salud y sosiego para el alma. A mi de momento me resulta más difícil mantener dos. ¿Cuales son?