Largo resumen de Uzbekistan

Este es un largo resumen de nuestra experiencia en Uzbekistan, faltan muchas otras aventuras y desventuras pero ye lo que hay y ademas ya es suficientemente pesado leer tanto, pero nos quedan los Pamires y eso se traduce en casi un mes sin lujos como electricidad y mucho menos internet.

Uzbekistán es un país claramente rural, con carácter más sedentario que sus vecinos nómadas debido a que se encuentra en la fertil planicie entre los ríos Amu Darya y el Syr Darya. Perteneció al antiguo imperio Persa. Alejandro Magno llega hasta estas tierras en el siglo IV y tras derrocar a los sogdianos contrajo matrimonio con Roxana, la hija del jefe local, para garantizar una paz y unión duradera entre Oriente y Occidente. En el siglo IX y X durante la dinastía Samánida, Bujara vivirá un nuevo renacimiento convirtiéndose en capital y centro intelectual, religioso y comercial. Gengis Khan con sus hordas de fieros guerreros arrasará con todo lo establecido anteriormente. A principios del siglo XIX el imperio ruso centrará su atención en esta región y acabará por controlar los Kanatos de Khiva, Bujara y Samarcanda a finales del siglo. En 1924 tras años de sangrientas batallas, matanzas y saqueos por parte de los Bolcheviques, la región acabará convirtiéndose en una República soviética más.

Uzbekistán se convertirá en un verdadero país cuando Karimov declara la independencia en 1991.

Desde Turkmenabad hasta Bujara pedaleamos y pedaleamos, el calor sigue y el paisaje cambia poco, salvo por la carretera que mejora y el tráfico que disminuye drásticamente. Nuestra primera noche la pasamos en una impresionante dacha uzbeka. El feliz granjero nos invitó a dormir en su casa tras mucho gritarnos para que le entendiesemos, cosa que resulto del todo esperpéntica. Entre la borrachera, el derrape de su tractor para frenarnos y lo delgado que era, estallé en carcajadas por la situación tan extraña que estábamos viviendo. Aún más extraña se fue tornando la noche, según iba embriagándose con el fuerte brebaje, solo gracias a su familia pudimos soportar a este buen hombre que al día siguiente era incapaz de recordar nada. Esa noche descubrimos entre risas que Kalbasa significa embutido y ellos que calabaza es calabaza. Varios minutos estuvo el insistente hombre voceando:- kalbasa, calabaza, kalbasa, calabaza mientras apuntaba a una enorme calabaza colgante y al embutido que nos ofrecía, todo esto regado por minúsculas gotitas de saliva que me salpicaban el impasible rostro. Machús tuvo mejor suerte, pudo escapar una hora para darse una vuelta con sus hijas para ser mostrada como su nueva y exótica amiga a las demás niñas y disfrutar de un helado y unos chicles.

Bujara es una ciudad legendaria en la ruta de la seda, miles de años riegan las calles del casco antiguo. Ciudad arrasada por las salvajes hordas de Gengis Khan en 1220. En el siglo XI vivió un resurgir convirtiéndose de nuevo en capital con decenas de caravansarais y mas de 100 madrasas.

Los rusos también se hicieron sentir en este enclave tan importante en Asia central. Tras varios intentos la ciudad caería bajo dominio soviético cuando el General Mikhail Frunze invade y destruye casi por completo el Ark (ciudadela).

En la actualidad esta legendaria ciudad es uno de los destinos turísticos más importantes de Asia Central, hoy convertido en los nuevos destinos aventura para grupos en busca de alternativas a los clásicos circuitos turísticos. Una vez en casa estos turistas aventureros pueden mostrar un montón de fantásticas fotos y así presumir de ser curtidos aventureros exploradores

Desgraciadamente es este tipo de turismo resta encanto al lugar. Los lugareños no ayudan en absoluto con sus precios abusivos, sus impertinentes interrogatorios y su extraña envidia dificultan las cosas, pero esto también se convierte en parte de la vivencia.

Deambulamos por sus calles sin mayor interés que el de observar su casco antiguo, imaginarnos su histórica grandiosidad y descansar de los días de pedaleo.

Llegar a Khiva se convierte en una aventura cuando viajas por tierra sin viajes organizados. Comprar un billete de autobús se convierte en una odisea donde el regateo, la discusión y el enfado están al orden del día. Primero los taxistas te mienten diciendo que no hay autobús, luego aparece un autobús que no llega, pero si se acerca hasta el lugar y al final tienes que discutir el precio con el conductor. El autobús, resulta ser una caja de los horrores sin aire acondicionado, sin amortiguación, sin ventanas para abrir y los asientos se asemejan más a sillas de tortura que a butacas de autocar.

Tras quince horas de infernal calor, impresionantes sacudidas llegamos molidos por fin a Khiva.

Khiva es una reluciente ciudad museo, el decorado perfecto para una película de Hollywood, sus calles, sus edificios perfectamente restaurados son un lugar ideal para relajar y descansar.

A nuestra llegada y para gran sorpresa me encuentro de frente con una camiseta de la media maratón de Langreo. Pregunto exaltado por la procedencia de los extraños, se presentan como Jose y Chema y cual es nuestra sorpresa cuando descubrimos que Jose trabaja en Cangas de Onis y que tenemos amigos comunes, no solo eso sino que hace un año pasamos unos días en su apartamento en los Pirineos. Chema es su amigo y a menudo pasan las vacaciones corriendo por los lugares más exóticos del planeta. Machús está encantada con poder volver a conversar en español con otras personas y pasamos una agradable velada con estos dos corre-mundos.

Paseamos por las tranquilas calles por la mañana, por la tarde y por la noche, siempre lo mismo pero siempre diferente con sus sutiles cambios de contrastes y color. Quizás lo más impresionante de Khiva es el minarete Kalta Minor, un grueso minarete sin acabar destinado a ser el más alto de Asia Central. Encargado por Mohamed Amir Khan en 1851 quedo a medio hacer debido a la repentina muerte del Khan. Otro minarete es el minarete Juma con 47 metros de alto siendo el más alto de Uzbekistán con impresionantes vistas de la ciudad y sus alrededores.

Hablar de Khiva, es hablar de crueldad barbárica y grandes caravanas de esclavos, ya que debe su fama y grandeza, desgraciadamente, a que fue el centro comercial de esclavos más importante de Asia Central. En aquella época hablar de Khiva o de cruzar las interminables estepas, tierras áridas donde las haya, sin agua y sin seguridad provocaba terror entre los caravaneros con destino a esta incierta región.

De nuevo en Bujara preparamos la salida hacia Samarcanda, un nuevo hito en nuestro peregrinaje hacia Nepal.

Desde Bujara hay unos 282 kilómetros hasta Samarcanda, nuestra meta más inmediata. Cuatro noches durmiendo en Dachas, unas verdes vergeles y otras secarrales en medio de áridos campos donde apenas crece nada y donde la ganadería toma algo más de importancia. Familias que nos acogen completamente sorprendidas por nuestra extraña ceñida indumentaria colorida. El ritual varía poco en estos casos, primero pedimos un lugar donde montar la tienda, nos preguntan de donde somos y cuanto tiempo nos quedaremos, contestamos que somos de Ispanya y que mañana marcharemos, aceptan y en un abrir y cerrar de ojos tenemos nuestro lugar preparado en el porche sobre unas plataformas elevadas utilizadas para comer o dormir. El siguiente paso son las presentaciones, el te con galletas y minutos comienza a salir la comida, niños y mayores comienzan a aparecer por todas partes, ya somos la nueva atracción del pueblo. Fotos y más fotos nos vemos obligados a sacar con familiares y amigos allegados. Las cosas se complican cuando llego a lugar donde contamos con dormir, abatido y ligeramente enfermo, una extraña sensación invade mi estómago y la cabeza duele, he de mantener el tipo aunque no apetezca . Unas décimas de fiebre y una noche de perros son suficiente y al día siguiente me encuentro algo mejor. Las fuerzas me fallan pero no podemos parar, aquí no.

Cada día se convierte en un pequeño ritual, nos levantamos al clamor del sol, nos desperezamos poco a poco y comenzamos a empaquetar. Los niños poco a poco van apareciendo y pronto aparece la mujer de la casa y el desayuno esta servido. Generalmente se trata de chay, unas pocas galletas y ensalada de tomate, en otras ocasiones a esto se añaden las sobras de la cena que también se agradecen. Nos despedimos y nos desean suerte, últimas despedidas y tomamos la carretera hacia el oriente, con el sol de cara. Los lugareños saludan con gracia y sorpresa.

Llegar a Samarcanda, antiguamente conocida como Afrasiab es llegar a una de las ciudades más importantes y emblemáticas de la ruta de la seda. Este enclave data de 2500aC aunque hay evidencias de existencia humana en la zona de 4000 a 6000 años antes de Cristo. Llegamos abatidos, cansados e irascibles, el calor y el carácter uzbeko pone nuestros nervios a prueba. Cruzamos la ciudad en busca de un lugar barato y una hora y media mas tarde damos con buscamos.

El abatido viajero tarde o temprano acaba buscando un lugar donde sentirse como en casa, curiosamente lo busca entre otros viajeros para así empatizar , compartir y curar heridas como siempre ha sido por estos lares. En el B&B Bahoir hemos coincidido con más de ocho ciclistas, un auténtico caravansarai de cicloturistas, cada uno con una historia que contar y mil consejos que dar. Unos se dirigen hacia oriente otros hacia occidente y aquí intercambiamos no solo experiencias sino también cultura, libros y dinero. Es curioso pasar el tiempo no solo por las calles, sino también en los patios interiores de las pensiones y ver el trasiego constante de viajeros y observar la variopinta mezcla de viajeros. Unos curtidos y discretos, otros ni tan discretos ni tan curtidos, otros intentan camuflarse poniendo los típicos gorritos locales para parecer más auténticos. Algunos vienen en coche otros a pie y la mayoría de los llamados mochileros en transporte público. Algunos vienen sin prisa, otros intentan batir algún extraño record de ver el mayor número de países o mejor dicho acumular el mayor número de visados en el menor tiempo, pero para mi, los más valientes y aguerridos, posiblemente los que aún siguen con el auténtico espíritu de viajar, son los ciclistas. Viajan como los antiguos caravaneros, con lo justo para realizar el camino, a veces en solitario y reagrupándose en algunas ocasiones para pasar por los lugares menos seguros.

Mientras escribimos estas palabras sopla un viento familiar que nos indica que el otoño se acerca. los viñedos tornan a pardo, el algodón comienza a mostrar sus blancas bolas y las hojas revolotean por el espacio antes de dar con la seca tierra.

Ya tenemos los visados de Kyrgizistan, Pakistan e India nos falta como no el de Kitai (China).

Con suerte nos volveremos a conectar en Dushanbe, capital de Tajikistan. Por desgracia la velocidad de internet es la de un cojo con diarrea y nos resulta imposible enviar fotos. Asi es Asia Central. Unas veces sin y otras no...... o mejor dicho casi siempre no.

Mariajo compra otra planta, si todo va bien mañana dia 4 saludamos un nuevo pais.