Ali, un amigo

Hoy es nuestro último día en Qazvin y nuestro último día con nuestro nuevo e inolvidable amigo Ali. Ya hemos hablado de Ali en varias ocasiones. Hoy es el día en que lo nuevo se convierte en viejo, no de una manera material, me refiero al plano afectivo. Las amistades verdaderas son aquellas que se pueden llamar viejas a pesar del tiempo, la intensidad o las vivencias compartidas.
Esas personas que por mucho que pase el tiempo, sabes que de una u otra manera tendrás como apoyo inesperado, de faro en la oscuridad, de brazo amigo que en momentos de apuro te coge de la mano. Ese amigo que por muy cansado o fatigado que este, sabe escuchar pacientemente hasta que el alma de uno se calma. El amigo que tiene la valentía de decirte que estás equivocado aún sabiendo que te enfadarás con él, porque sabe que es lo mejor para ti. No importa el tiempo de la amistad, por que no hay tiempo que se pueda medir cuando se trata de algo tan vital. Nuestra amistad con Ali duró, de momento, dieciocho días, un tiempo verdaderamente corto para poder llamar amigo a alguien, pero ¿como se puede llamar a un hombre que nos ha mantenido, se ha sincerado y nos ha mostrado tanto afecto, ternura y amabilidad? No suelo utilizar amigo a la ligera, puesto que muchas veces me he equivocado y lo seguiré haciendo, eso seguro, pero en esta ocasión este hombre de mirada triste, corazón roto y espíritu sabio ha mostrado mas amistad que muchas personas que tomaba por amigos. Hemos pasado horas hablando de un sin fin de temas: amor, filosofía, religión, política, cultura siempre con el máximo respeto y entendimiento. Sin él, nuestro viaje por Irán hubiese sido incompleto, sin él Irán seguiría siendo una incógnita para nosotros, porque un país no se conoce en solo cuarenta y cinco días, se conoce cuando has convivido con su gente y eso hemos hecho con Ali. Quizás algún día se acerque a Asturias, así lo esperamos y solo deseo estar a su altura y que a su vez mis amigos sean sus amigos. En los tiempos que corren es la única solución para abrir fronteras y evitar guerras y sufrimiento entre los pueblos, porque no son los pueblos los que comienzan guerras sino sus políticos los que envenenas las mentes incautas.
Ayer conocimos a un miembro de Hezbola, hoy merendaremos con él, pero eso es otra historia.
Podría nombrar una reducida lista de amigos, que ahora recuerdo, pero prefiero que ellos mismos se consideren en la lista, porque espero que sean ellos los que se den por aludidos.

Este pequeño recuerdo es para Ali y para todos aquellos/as que se consideran nuestros AMIGOS/AS,
para aquellos que tienen amigos de verdad.