El día comenzó en Albelda de Iregua con frío y algo de agua, pero el viajero ha de seguir adelante y así hicimos. El primer chubasco cayó poco después de salir y nos refugiamos para tomar el primer café del día. Hartos de esperar arrancamos de nuevo, convencidos en llegar a Arnedillo, donde nos esperaba la gran ansiada recompensa. A la altura de Robres de Jubera tomamos la pista que nos conduciría al tramo más difícil y exigente hasta la fecha. El asfalto dio paso a la tierra, el agua a la nieve y todo comenzó a complicarse. Las subidas cada vez más técnicas, empinadas y llenas de nieve exigían toda nuestra atención según avanzábamos por la sierra de la Hez, sobre todo para Lili que nunca se había enfrentado a condiciones semejantes.
El día fue pasando y poco a poco nosotros también.
El día fue pasando y poco a poco nosotros también.
Unos bajaron bien, otros no tan bien pero bajamos.
Paul con su habilidad para buscarse la vida consiguió refugio temporal en una agradable casa rural de nombre La baldufa.
Aquí sus hospitalarios dueños Fran y Marta nos facilitaron unos cafetitos calientes. Desde aqui solo nos restaban 7 km de carretera hasta Arnedillo donde nos esperaban las pozas para sacudir el frio de la jornada. De nuevo la desinteresada colaboración de Felix, el párroco nos proporcionaría un cobijo digno para pasar la noche.
Por supuesto en la vida no todo es sufrimiento frio y esfuerzos absurdos y en las pozas a uno se le quitan todos los pesares.
Milin desde el Bar La Pista en Arnedillo, donde hay ordenador gratuito y mucha amabilidad
pozas, vino y buen rollo...
1 comentario:
Hola, Me alegro de ver que estais bien, y que todo sigue sobre ruedas, eheh, es una expression protuguesa!
Un beso muy grande de Joana de Portugal
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